A veces los errores del hombre son tan graves, que la vida de un ser inocente e indefenso se acaba por completo; aun recuerdo aquellos momentos de felicidad, que terminaron de un día para otro, yo tenía trece años cuando todo comenzó, recuerdo todo a la perfección, que me hace llorar lágrimas de sangre. Imaginaba mi futuro, todas las noches miraba al cielo, sintiendo la cálida brisa.
Mientras que mi madre cocinaba una deliciosa cena. Sentía algo muy dentro de mí, que algo cambiaria mi vida radicalmente, pero dejaba ese sentimiento a un lado y me proyectaba en el futuro, ese día yo miraba pasar a un muchacho como de dieciocho años, no más. Su cabello corto y negro, su tez blanca como la nieve, muy alto, lo miraba fijamente hasta que me llamaron, no pude mirara más.
Yo estaba sentada alrededor de la mesa, juntos con mi abuela y mi hermana a un lado, mis padres repartían la comida, yo sin dejar de pensar en aquel apuesto hombre, no pude ver bien su cara ya que la noche era demasiado obscura y solo las pocas luces se iluminaban en él; aparte de la bella luna que resplandecía.
Pero deje ese pensamiento y comencé a cenar con mi adorada familia, cuando se empezó a oírse toquidos,
mi padre se levanto de la silla, viendo por el picaporte quien era, el embozo una sonrisa, al abrir vi a mi tío, con una caja de madera, perecía que esta estaba muy pesada, después de eso, todos volvieron a comer, pero yo seguía aun curiosa por esa caja.
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Finales de verano, al fin el inverno es lo que más espera, leía un libro atentamente, ya que era de mis favoritos de ciencia ficción, cuando siento como alguien se sienta a un lado mío, yo dejo el libro, volteando quien era, y veo que era el chico de ayer, me miraba fijamente con una hermosa sonrisa, toma mi libro, tocando un poco mi mano, viéndolo detenidamente.
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- Buen libro – lo veía con sorpresa – Uno de mis favoritos – sonrió con ternura
- También el mío – me sentí avergonzada por algo
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- Me llamo Bill Kaulitz – me extendió su larga y blanca mano – Mucho gusto, con quien tengo el gusto
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- (Tú nombre) – tome su mano, era muy suave y tibia
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- Hermoso nombre – soltó mi mano y me dio el libro – Espero verte después (tú nombre) – se levanto de aquella banca
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-} - Adiós – susurre
Lo vi alejarse, sentí como mi corazón latía rápidamente, mis manos sudaban y mi boca seca sin ninguna palabra, de pronto una sonrisa se asomo por mis labios, gritando en mis adentros de felicidad.
Abrace el libro, ya que lo había tocado con sus bellas manos, pero algo en mí sabía que algo estaba mal,
pero como no me preocupaba en eso, deje que se fuera.
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pero como no me preocupaba en eso, deje que se fuera.
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